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El Ariguanabo

La radio: ¿Difusión, comunicación o arte?

Saludos radialistas, reproduzco una reflexión del colega Pedro M. Pérez Roque. En su artículo, Pedro se pregunta si la radio es un medio de comunicación, de difusión o artístico. Pérez Roque es un reconocido especialista con una vasta experiencia de más de 30 años en el medio radial como musicalizador, realizador y eficaz comunicador radiofónico. Desde hace varios años es director general de Radio Taíno, dedicada a la difusión de los valores estéticos, económicos y artísticos de Cuba. La radio: ¿Difusión, comunicación o arte? (Publicado en la web de la Radio Cubana) Por Lic. Pedro M. Pérez Roque He escuchado muchos criterios sobre si la radio es arte, difusión o un medio de comunicación social y en ningún caso he encontrado una definición exacta. La radio como todo proceso ha evolucionado y en cada etapa ha estado más arraigada una característica que otra. En ello tiene gran incidencia el nivel profesional de los que trabajan en el medio. Veamos puntualmente cada concepto y decidamos después cual sería el que más se adecua para categorizar al medio radial. Si se afirma que es un medio de difusión lo estaríamos simplificando a un servicio sólo de decir, transmitir aunque se aplique los códigos del medio para permitir que se nos entienda, no habría otro ejercicio que no sea esa; acción y efecto de difundir. El proceso de comunicar es un poco más complejo porque no es sólo decir, transmitir sino llamar la atención, hacer reaccionar al oyente, incidir en un cambio. Es transmitir teniendo en cuenta que los códigos del emisor estén en correspondencia con el receptor o público al que dirigimos el mensaje. Es diseñar, con creatividad, productos radiales que constituyan interés del oyente y aunque salgan todos los días con temas similares en cada emisión se encuentre en la recurrencia aspectos nuevos, concluyentes o expectativas para crear la necesidad de volver a conectar el programa. Cuando queremos afirmar que el radio es arte es como si se quisiera elevar el nivel de los que trabajamos en él para demostrar que somos artistas pero examinemos el concepto: Si arte es una expresión de la actividad humana mediante la cual se manifiesta una visión personal sobre lo real o imaginado, lo que no quiere decir que cuando hacemos una novela original para la radio se esté haciendo una visión personal sobre algo real o imaginario pero y el resto de los programas, que son los más. Visto esto se me antoja decir que el medio es de comunicación donde se hace con arte, que no es lo mismo que sea un medio de arte donde se comunica con creatividad, parece una “cantinflada” pero no es así, por lo menos es lo que pienso sobre el tema. La función social del medio está para, por su naturaleza, comunicar mensajes donde por sus funciones pueden ser informativos, educativos o recreativos. Cuando mi colega Alfonso Cadalzo Ruiz, Periodista de Radio Ciudad del Mar (Cienfuegos) defiende la idea de “La radio como arte”, la define de la siguiente manera: “Entiendo como radio artística, concretamente, un producto radial con un nivel de realización donde se combinen armónica -¡y hasta científicamente!- todos los recursos del lenguaje del medio”. Hasta aquí sólo defiende la obra de las características que describe y no al medio y en eso puedo estar de acuerdo. Y sigue describiendo que: “Cuando se combinan todos esos elementos que integran el lenguaje radiofónico y se consigue promover un placer estético por el programa en sí mismo, entonces nos aproximamos al concepto artístico de la radio”. No es tan sencillo el tema que les he traído pero debemos seguir buscando claridad para conceptualizarlo con justeza y no por el sólo deseo de tener una categoría que nos pueda ayudar ante las instituciones. Ahora bien esta definición encuentra una fuerte aspiración en los artistas y creo que los que enfrentan la tarea de crear para la radio son artistas, pero veamos otra arista del mismo medio. Los que defienden el medio como órgano de prensa, los aspectos que tienen en cuenta son el nivel o peso que la información tiene en la programación. Por lo tanto para los artistas es una cosa y para los periodistas otra. Por tal razón tendríamos emisoras que serian medios de artes y otras emisoras medios de comunicación y ¿el medio en sentido general que seria? Sin ánimo de concluir el tema, porque incluso hay quien dice que no hay arte sino artistas, tendremos que seguir este debate, buscar el consenso y lograr conceptualizar el medio ante cualquier institución como lo que es, donde su valía esté por lo que comunica, cómo lo hace y con qué eficacia.

Celebrarán cumpleaños de uno de los 5 prisioneros del imperio

Celebrarán cumpleaños de uno de los 5 prisioneros del imperio

Saludos colegas, un abrazo para todos. Desde la radio web universitaria de la Universidad de las Ciencias Informáticas, les extiendo la siguiente invitación para celebrar el cumpleaños de uno de nuestros cinco hermanos injustamente encarcelado en los Estados Unidos.

Si El Ariguanabo lees… tu intelecto enriquecerás

Recopilación:   Arián Ramos Gutiérrez 

                     e-mail: arianrg@uci.cu

 

 En esta sección, El Ariguanabo, se complace en presentarle frases llenas de ingenio y sabidurías que los habitantes de la región utilizan en el hablar cotidiano. Se trata de refranes populares, que enfatizan o resumen, lo que se dice sobre una determinada cosa.

-       Sabe más de lo que le enseñaron

-       Tan difícil, como encontrar una aguja en un pajar

-       Un camino de mil leguas se empieza por un paso

-       Va a durar lo que un merengue a la puerta de un colegio

-       Ya vendrán tiempos mejores

  Estos son los refranes de hoy, ¿y los tuyos?, aquellos que caracterizan el lugar donde vives, su gente, su cotidianidad… No dudes en protagonizar esta página, con solo hacer clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, podrás escribirnos tu proverbio.

 Deja por escrito lo que el viento se llevará. “La memoria es la dueña del tiempo”.

A 216 años de la Villa del Humor

A  216 años de la Villa del Humor

El municipio habanero de San Antonio de los Baños, conocido mundialmente como la Villa del Humor, arribó este 22 de septiembre a su aniversario fundacional 216.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Texto y foto:    Arián Ramos Gutiérrez

                      e-mail: arianrg@uci.cu

El 22 de septiembre de 1794, el  Rey Carlos Cuarto emite una real cédula concediendo al  Marqués de Monte Hermoso la condición de fundador y justicia mayor de la villa de San Antonio Abad.

Antes de la propia fundación de la villa, muchas personas, incluso de la capital venían a bañarse al Río Ariguanabo. La costumbre de ir a los baños de San Antonio Abad marcó el nombre que hoy posee el pueblo.

 Alrededor de 1854 se empezó a llamarse San Antonio Abad de los Baños, más tarde, sin que mediara decreto o documento alguno se le comienza a llamar San Antonio de los Baños.

La historia del río que da nombre al gentilicio de los pobladores de esta villa se remonta a la antigüedad. En sus orígenes su cauce no se perdía bajo las piedras de la Cueva del Sumidero como ocurre hoy en día.

El Ariguanabo, nace de una laguna y recorre de norte a sur una extensión de once kilómetros, de los cuales 10 son navegables, atravesando la conocida mundialmente, Villa del Humor.

El Río Ariguanabo, ha perforado las rocas de los alzamientos de ciertas formaciones, es de corriente permanente, poco caudal durante las estaciones secas,  y navegable solo por pequeñas embarcaciones de fondo plano.

Muy significativa y atípica resulta la arquitectura de San Antonio de los Baños, pero de ello conoceremos próximamente, cuando volvamos al encuentro de San Antonio y su rica historia, a 216 años de su fundación.

Convocan al premio Pupila Insomne

El Centro Provincial del Libro y la Literatura de La Habana y su Centro de Promoción Literaria Félix Pita Rodríguez, teniendo en cuenta que el 14 de octubre de 1912, el poeta y destacado intelectual revolucionario alquizareño Rubén Martínez Villena, escribió con sólo 13 años su composición El Oso, considerada su primer texto literario; y que este día se celebra el Día del Escritor Habanero; convocan al Premio Provincial Pupila Insomne sobre las bases siguientes:

1. Podrán optar por el premio los escritores nacidos, que residan y desarrollen su obra literaria en la actual provincia de La Habana.
2. Se tendrá en cuenta su trayectoria literaria, las publicaciones, repercusión y el reconocimiento social de la obra.
3. Se accederá al Premio a través de nominaciones de cada una de las 19 Direcciones Municipales de Cultura, la UNEAC y la AHS, las que deben entregar una fundamentación de sus propuestas antes del día 30 de septiembre de 2010. Solo puede hacerse la nominación de un autor y la propuesta no tiene que ser necesariamente del municipio que nomina.
4. Un jurado integrado por especialistas del CPLL, y el Centro de Promoción Literaria Félix Pita Rodríguez, y creadores de prestigio de la provincia, analizarán las nominaciones y emitirán un fallo inapelable.
5. El Premio será entregado el día 14 de octubre de 2010, como parte de las actividades por el Día del Escritor Habanero.
6. El Premio Pupila Insomne está dotado de diploma acreditativo y la publicación de una selección de su obra y/o de un texto inédito, con el cobro de los correspondientes derechos de autor.

Metodología para nominar al Premio Pupila Insomne 2010

1. Cada nominación debe resultar de una reunión en la que participen los Directores Municipales de Cultura, los Asesores Literarios y destacadas personalidades de la cultura local. En los casos de la UNEAC y AHS, las nominaciones serán realizadas por las respectivas Asociaciones de Escritores.
2. En cada caso se analizará la trayectoria literaria, las publicaciones , los premios y distinciones; además de la trascendencia y repercusión de la obra de los candidatos.
3. La nominación estará acompañada de una fundamentación que incluirá síntesis biográfica y currículum vitae del nominado.
4. Las nominaciones serán enviadas hasta el 30 de septiembre de 2010, a la dirección de correo electrónico habgraf@cubarte.cult.cu . Los interesados podrán obtener información a través del teléfono (47)384678 con los Cros. Raúl Morera y Miurka Rodríguez.

Si El Ariguanabo lees… tu intelecto enriquecerás

En esta sección, El Ariguanabo, se complace en presentarle frases llenas de ingenio y sabidurías que los habitantes de la región utilizan en el hablar cotidiano. Se trata de refranes populares, que enfatizan o resumen, lo que se dice sobre una determinada cosa.

-       Martes 13, ni te cases ni te embarques

-       Nadie sabe donde el jején puso el huevo

-       Oíste campana, pero no sabes donde tocaron

-       Paga lo que debes y sabrás lo que tienes

-       Que el relajo sea con orden

-       Rabo corto también espanta moscas

  Estos son los refranes de hoy, ¿y los tuyos?, aquellos que caracterizan el lugar donde vives, su gente, su cotidianidad… No dudes en protagonizar esta página, con solo hacer clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, podrás escribirnos tu proverbio.

 Deja por escrito lo que el viento se llevará. “La memoria es la dueña del tiempo”.

 Recopilación:   Arián Ramos Gutiérrez

                      e-mail: arianrg@uci.cu

Yo no sé decir que no

   Aprender a vivir, es una compleja tarea que toma toda la vida y no siempre se logra el resultado deseado;  expresa el doctor,  Sergio Pérez Barrero, en su libro “Psicoterapia para aprender a vivir”.

   El Ariguanabo, extrae de este volumen, distintas contingencias que conspiran contra el propósito de lograr una mejor vida,  y ante las cuales están los consejos del facultativo.

   Usted aprenderá aquí a reconocer dónde están sus dificultades, y a superarlas sanamente, sin entrar en conflictos. Hoy hemos seleccionado el caso… “Doctor, el problema es que yo no sé decir que no”.

  Expresan personas que acuden a la consulta con manifestaciones de neurastenia, es decir, cansancio físico y mental, dificultades para concentrarse, lo cual les acarrea trastornos de la memoria de diversos grados.

  Entre esas perturbaciones encontramos: cefalea suboccipital referida como un “peso en el cerebro”, somnolencia diurna e insomnio nocturno, disminución de la productividad del trabajo y desarreglos en la esfera sexual.

  Estos trastornos, que afectan diversas esferas de la vida del individuo, son consecuencia en la mayoría de las ocasiones de la manera en que enfrenta su vida.

  La persona que “no sabe decir que no” es un sujeto con magníficos atributos personales: puntual, disciplinado, cumplidor, confiable, obediente, permeable a la crítica y a la presión del grupo.

  Además, señala el doctor  Sergio Pérez Barrero  en su libro “Psicoterapia para aprender a vivir”,  que estas personas gozan del respeto y la consideración de los compañeros de trabajo, de familiares y amigos.

  Entre sus características se encuentra la incapacidad de evitar que sobre sí mismo se multipliquen las responsabilidades y obligaciones. Y no sabe evitar nuevas tareas impuestas, a pesar de tener muchas más que el resto de sus compañeros.

  Así, es jefe del colectivo de estudio o de trabajo, además de monitor de varias asignaturas o dirigente sindical; con cargos en alguna organización de vecinos, política, fraternal o religiosa; con una familia a la que atiende de forma esmerada. En otras palabras: “el hombre orquesta”.

  Pero, como su vida de diluye entre incontables obligaciones, cada una de las cuales le demanda determinada cantidad de energía física y mental y la mayor parte de su tiempo, él  que no sabe decir que no, comienza a agotarse.

 Comienza entonces a pensar que tiene alguna enfermedad física, generalmente anemia o hepatitis, causante de su decaimiento y la somnolencia durante el día, hasta que, después de un chequeo de rutina en el cual los exámenes habituales arrojan resultados negativos, es enviado a la consulta de psiquiatría.

  Y uno de los primeros consejos a este tipo de personas es el deber de aprender a decir No, como mecanismo defensivo para evitar el exceso de responsabilidad y tareas.

  Este recurso le permitirá hacer un uso más racional de sus potencialidades,  conservar su capacidad laboral, conocer sus limitaciones por las experiencias pasadas, etc. Y lo más importante, evitar las manifestaciones neurasténicas.

  Decir No le dejará brindar una oportunidad a otro individuo para desarrollar sus capacidades, demostrar sus habilidades y contribuir al buen funcionamiento del colectivo de estudios o de trabajo.

  Decir No le protegerá contra quienes no desean tener responsabilidad alguna ni tampoco desean asumir una actitud de compañerismo hacia aquel que está atiborrado de obligaciones.

  Hay situaciones en las que no se puede decir No; otras en las que no se debe decir No; algunas en las que no es prudente o no conviene decir No. Pero hay un gran número de oportunidades en las que sí podrá decir claramente No y esa negativa no le ocasionará problema alguno.

  Por último, usted ha dicho casi siempre Sí. Por una vez que diga No, el mundo no se detendrá. Y mañana, el sol volverá a brillar para todos.

  Luego de estas reflexiones de la “Psicología Al Día”,  está abierto el debate. El Ariguanabo,  lo convoca a opinar sobre el tema, o simplemente, a expresar sus vivencias. Haga clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, y deje su comentario.

 Adaptación:   Arián Ramos Gutiérrez

                   e-mail: arianrg@uci.cu

A 88 años de un sonido para ver

A 88 años de un sonido para ver

   Cuba fue una de las pioneras en América Latina en desarrollar la radio, desde 1922 y auspiciada por la International Telephone and Telegraph (ITT), en la isla caribeña fue montada una incipiente planta radial.

  La primera  emisora que colocó su señal en el éter desde Cuba fue la 2LC en La Habana. Creada por el músico camagüeyano Luis Casas Romero,  inicia  sus transmisiones el 22 de agosto de 1922.

  Romero en unión de  su hijo  logra instalar la planta de radioaficionados Q2LC en 1920, y dos años después, tras un proceso de perfeccionamiento, hace las primeras transmisiones probando en la banda de 370 metros; y ya el 16 de abril de 1923 la emisora quedó inaugurada oficialmente.

  Tras escucharse el cañonazo de las nueve desde La Cabaña, Luis Casas ponía la señal en el aire de una manera muy peculiar: interpretaba una llamada de atención  seguida del tic tac de un reloj,  daba a conocer la hora y de inmediato ofrecía un boletín del estado del tiempo.

  Así surgió el primer noticiario radial del país, la 2LC transmitía una programación estable y sistemática desde las 9:00 p.m. que posteriormente perfeccionó  y estuvo en la preferencia de los oyentes capitalinos.

  El 10 de octubre de 1922, salió al aire con el Himno Nacional, interpretado por la orquesta del maestro Luis Casas Romero, desde el Palacio Presidencial, la PWX, primera emisora propiedad de la Cuban Telephone Company; con estudios, transmisores, equipamiento técnico y personal profesional en territorio cubano.

  Hasta la década de los años 30 de la pasada centuria, la radio mantuvo una programación basada fundamentalmente en la información y el entretenimiento, y ya en los años 50, las clases dominantes la utilizaban para imponer patrones ideológicos y culturales convenientes para sus fines e intereses.

  Una nueva etapa en la historia de la radiodifusión en Cuba comienza el 24 de febrero de 1958, cuando sale al aire desde la Sierra Maestra, en las montañas del oriente cubano, Radio Rebelde, emisora de la Revolución fundada por Ernesto Guevara.

  Después del triunfo revolucionario se trabajó para que la señal de radio pudiera ser captada en todo el territorio nacional y que esta estuviera al servicio del desarrollo socioeconómico, con una red de emisoras nacionales, provinciales, municipales y locales que integran el Subsistema de la Radio Cubana.

  A 88 años de su primera transmisión, la radio en Cuba, se erige como un sonido para ver, capaz de emitir emociones, conocimientos, cultura…

 

 

Precursor de la radiodifusión en Cuba

Precursor de la radiodifusión en Cuba

  La historia de la radiodifusión en Cuba, próxima a cumplir 88 años,  surge gracias al notable músico camagüeyano, Luis Casas Romero.

  Junto a su hijo Luis Casas Rodríguez,  crea el 22 de agosto de 1922 la 2LC, primera emisora que colocó su señal en el éter desde Cuba; tema que abordaremos en  un venidero artículo. 

  Romero, quien nace en la ciudad de Camagüey, el 24 de mayo de 1882, desde muy temprano comenzó su andar por la música, así a los 13 años de edad ya interpretaba obras de concierto y con 14 integra una orquesta.

  El creador del género criolla, compuso 23 zarzuelas, más de 100 criollas, y unas 500 partituras.  El Mambí, su obra más conocida, es reflejo de su profundo amor a la patria y la oposición al colonialismo español, por lo cual se incorpora al Ejército Libertador cuando apenas tenía 15 años.

  Luis Casas Romero, desplegó varias profesiones como fueron la de corrector de prueba en tipografía, tipógrafo y cajista de obra en una imprenta. También fue crítico musical y tuvo a su cargo la fundación y dirección de la Banda Infantil camagüeyana.

  El precursor de la radiodifusión en Cuba, fue nombrado teniente y subdirector de la Banda del Estado Mayor del Ejército.  Por sus méritos y el amor que profesó a su ciudad natal, es declarado el 14 de febrero de 1938 Hijo Predilecto de Camagüey.

  Este hombre falleció en la ciudad de La Habana el 30 de octubre de 1950, pero su impronta ha quedado por siempre en la historia de la música y la radio en Cuba, tema este último que nos ocupará próximamente.

 

 

Voces por la Paz

Voces por la Paz

Por:   Arián Ramos Gutiérrez

         e-mail: arianrg@uci.cu

Foto: Tomada de Internet

 

El mundo y la especie humana se encuentran amenazados por el peligro de una guerra nuclear.  Ante esta triste realidad,  desde Cuba… “Radialistas por la paz”, convocamos a los hombres y mujeres de buena voluntad, a unir sus “Voces por la Paz”.

El líder de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro,  afirmó que Israel no atacará primero a Irán; con la Resolución 1929,  del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Tel Aviv logró que Estados Unidos se comprometiera a ser el primero en atacar.

Voces de la clase obrera cubana,  hacen un llamado urgente a todas las organizaciones sindicales del mundo, a sumar esfuerzos para evitar un nuevo holocausto. La Central de Trabajadores de Cuba, insta a persuadir al mandatario de los Estados Unidos de que no dé la orden de iniciar esa acción y que se brinde una oportunidad a la paz.

Las más recientes noticias internacionales, señalan que Irán reiteró su decisión de vencer cualquier agresión estadounidense. “…Hemos cavado fosas para enterrar a los soldados de Estados Unidos en caso de que agredan al país…” afirmó convencido de la victoria el general Hossein Kan’ani Moghadam, subcomandante de la Guardia Revolucionaria.

"… Más allá de toda ideología o punto de vista político, lo más importante es evitar esta guerra…”, expresó el pianista cubano Frank Fernández.  En el mensaje  al gobierno norteamericano y a su presidente Barack Obama, Frank declara que al desatarse la inminente confrontación, “…podría resultar la destrucción total o parcial de la humanidad…”.

Radialistas por la paz, convoquemos  a las voces amigas del mundo, a unirse a los esfuerzos actuales por lograr  la concientización del principio de la coexistencia pacífica. La paz y la seguridad internacional pueden ser preservadas.

Urgente Radialistas, unamos nuestras voces…

Urgente Radialistas, unamos nuestras voces…

Por:   Arián Ramos Gutiérrez

         e-mail: arianrg@uci.cu

Foto: Tomada de Internet

 

 "Urgente Radialistas, unamos nuestras voces…" a favor de la paz, del orden mundial; así lo reclama el peligro inminente de un conflicto nuclear, fruto de las actuales contradicciones estadounidense-iraní que deben cesar, de lo contrario, terribles serían las consecuencias para la humanidad.

 Radialistas del orbe, unámonos a los esfuerzos por persuadir al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, quien de no dar  la orden de parar la guerra, estaría ordenando la muerte instantánea de cientos de millones de personas, entre ellas un incalculable número de habitantes de su propia Patria.

 Así me hizo reflexionar el Comandante en Jefe, Fidel Castro, al intervenir en la sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular en Cuba, quien expresó: "Obama no dará la orden si logramos persuadirlo, en ese esfuerzo estamos muchos, estamos haciendo aquí una contribución a ese esfuerzo".

 Fidel, explicó  las nefastas consecuencias que para el mundo acarrearía una nueva guerra,  “las armas nucleares de hoy tienen 45 000 veces el poder de las bombas atómicas lanzadas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. ¿Más allá de eso qué queda?,”

"Si la guerra estallara, el orden social vigente desaparecerá abruptamente y el precio sería infinitamente mayor", añadió el Comandante en Jefe, Fidel Castro, al dialogar durante más de una hora con los diputados al Parlamento Cubano, a quienes preguntó:

1-    ¿Cree alguien que el poderoso imperio retrocederá en la demanda de que los mercantes iraníes sean inspeccionados?

2-     ¿Cree alguien que a los iraníes, un pueblo de milenaria cultura, más relacionado con la muerte que nosotros, les faltará el valor que nosotros hemos tenido para resistir las exigencias de Estados Unidos?

3-     ¿Tienen alguna solución para esta contradicción?

 "Urgente Radialistas, unamos nuestras voces…" contribuyamos junto a otras personalidades, intelectuales, artistas e instituciones del planeta, a que  Obama tome conciencia del desastre, que borraría a la especie humana del mapa. Mañana será demasiado tarde

Félix, el bejucaleño

Félix, el bejucaleño

Por:       Arián Ramos Gutiérrez

              e-mail: arianrg@uci.cu

 Foto:       Tomada de Internet

 

Quizá usted desconozca que el poeta cubano, narrador, ensayista, autor teatral, periodista, crítico literario, traductor, escritor de radio y televisión… Félix Pita Rodríguez, es oriundo de la localidad habanera de Bejucal.

El bejucaleño Félix,  nació en esta localidad el 18 de febrero de 1909. Realizó sus estudios primarios en la escuela pública de su villa natal, y entre 1926 y 1927,  viajó por México y Venezuela, movido por el afán de aventuras.

Siendo aún adolescente, da a conocer sus primeros poemas y relatos, que lo sitúan en la avanzada del movimiento literario renovador conocido por vanguardismo. Colaboró en las principales publicaciones de esta corriente, como la Revista de Avance, Social, y el suplemento literario del Diario de la Marina.

Félix, hombre de gran proyección humanista, luchador por la paz y la justicia social, durante la guerra civil española en compañía de Juan Marinello, Alejo Carpentier y Nicolás Guillén formó parte en 1937 de la delegación cubana al II Congreso de Intelectuales para la Defensa de la Cultura que tuvo lugar en Valencia, Madrid, Barcelona y París.

De él expresó el poeta nacional cubano, Nicolás Guillén: “…Por eso, por ser tan buen poeta, es Pita Rodríguez tan buen cuentista. Un narrador lírico de hondo realismo, cuya prosa es relato y poema, virtud que lo sitúa entre los de mayor rango en nuestro idioma, quiere decir el de Cuba y el de España…”

Desde 1940 hasta 1943, ocupó la dirección del magazine dominical del periódico Noticias de Hoy, órgano oficial del Partido Socialista Popular. En 1946 con su relato "Cosme y Damián" obtuvo el Premio Internacional “Hernández Catá” el más prestigioso de los convocados en Cuba para cuentistas.

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, llevó a cabo, hasta su deceso, una destacadísima labor literaria: Romance de América, La bien guardada, San Abul de Montecallado, Corcel de fuego y Tobías, figuran entre las obras más relevantes de Félix Pita Rodríguez

 El bejucaleño Félix,  fue además, vicepresidente de la Unión Nacional de Escritores de Cuba y Presidente de su Sección de Literatura, miembro del jurado de los principales concursos nacionales e internacionales, como el Premio Casa de las Américas y el auspiciado por la Unión Nacional de Escritores Cubanos (UNEAC).

Por su señalada contribución a la cultura nacional le fueron conferidas la distinción Por la Cultura Nacional y la orden Félix Varela. En 1985, como reconocimiento a la totalidad de su obra, obtuvo el Premio Nacional de Literatura, y en 1986 el Premio de la Crítica por su libro De sueños y memorias.

 De su vasta obra, hemos escogido el cuento “Tobías” para su deleite, del cual expresó Juan Marinello “…Hay en Tobías relatos excelentes y algunos, como el que abre el libro, realmente antológico. Muy pocas veces se ha llegado en nuestra lengua a cosa tan lograda. Te felicito mucho por ello…”

 

“TOBÍAS”
 
Félix Pita Rodríguez 

Tomado de LA JIRIBILLA, Cuba.

Uno puede clavarse las cosas en la cabeza o en el corazón. De las dos maneras está bien y son ya de uno, le pertenecen. Hay, sin embargo, una pequeña diferencia: las que se clavan en la cabeza, aquí dentro, donde la luz de Dios se mete en palabras y nos sirve para comprender un poco lo que nos rodea, esas, pueden aflojarse con la humedad del tiempo, como las estampas en la pared. Y una ventana abierta cuando hay viento afuera, un poco de arena muerta que se desprende, y la estampa cae, o se olvida uno de lo que parecía tan bien clavado. Sería loco pensar que eso está bien o está mal. Y más loco todavía decirlo, porque la mayor locura es esa: decir cosas y creer que pueden servir a los demás porque en ese momento son para nosotros como el zapato al pie.

¿Qué es lo que tiene uno para garantizar algo?

Y aquí es donde está la diferencia entre las cosas que uno se clava en la cabeza y las que se clava en el corazón. Porque el corazón no entiende de razones, ni tiene nada que hacer con las palabras, pero está hecho de un material que debe ser hermano de aquel con el que se hizo, en la mañana más clara del mundo, la carne, única que no puede ser morada de gusanos, del mismo Dios. Vayan mirando bien, y digan luego lo que se les antoje, que eso no va a cambiar en nada lo que estoy diciendo. Esa es otra de nuestras locuras: creer que con las palabras que son de uno, que no pueden ser más que de uno, sea posible convertir en otras las palabras que encierra la luz de Dios metida en la cabeza ajena. Pero de esto no vamos a hablar ahora. El caso es que hay una diferencia entre las cosas clavadas en la cabeza y las cosas clavadas en el corazón. Y que en el corazón, los clavos se doblan por la punta y hacen un garfio. Y como no hay arena, sino del puro material de la carne de Dios, las cosas no pueden caerse, si no es cuando el mismo corazón se deja ir de un lado o del otro, para quedarse quieto después. Eso es lo que me pasa con la historia del viejo Tobías; que se me clavó en el corazón, hizo un garfio, y ya no se irá de lo de adentro de mí, mientras el corazón no se incline de un lado o del otro, para quedarse quieto después. Y no sé, no sé. Tal vez todavía, cuando todo lo que yo soy ahora comience a hervir allá abajo, por donde las raíces buscan su camino para encontrar el jugo con que se hacen las flores y las frutas, tal vez todavía luego, lo que me contó el viejo Tobías siga clavado con su garfio, quién sabe hasta cuándo.

 Fue en la cochina cárcel de San Pedro Sula y allá por el año veintiséis, un año feo para mis huesos. De tumbo en tumbo, y como con los ojos cerrados, yo había ido dando traspiés y recibiendo patadas en el trasero. Ustedes no pueden saber. Una patada en el trasero siempre lo pone a uno mal por dentro y con ganas de hacer daño. Pero el escozor pasa y se puede cargar a la cuenta de las injusticias de la vida. No queda nada dentro de la botella y la sonrisa no se pierde. Pero cuando un puntapié llega cuando todavía el otro no ha dejado de doler, y a ese viene como de cola otro, y luego otro, y otro más, la desolladura llega hasta dentro y entonces uno no sabe claramente si lo que tiene allí es un perro sarnoso, una serpiente, o un tigre.

Primero yo llegué a pensar que lo mío por dentro era un perro sarnoso, de esos que huyen hasta de su sombra flaca. Pero un par de puntapiés más me sacaron al tigre. Y se me fue el cuchillo en el garito de un tal Ambrosio Esquivel. Había un hombre delante y que Dios le perdone sus pecados.

Por eso me tenían allí, esperando la hora de mandarme no sé a dónde. Era como un agujero entre cuatro muros, con la tierra debajo de los pies y un olor a demonio metiéndose por las narices. No había más luz que el chorro que caía desde un ventanuco alto y con barrotes, cuando el sol estaba en medio del cielo. Y por eso era de día en la mitad del calabozo, cuando en la otra mitad era como de noche. Y luego al revés.

Había dos indios, sentados una hora tras otra en un rincón, con las cabezas clavadas en el pecho y muy juntos, como si el sentirse vivir mutuamente les diera ánimo para resistir. A veces se cogían de la mano y se miraban. Y nada más.

Y estaba Tobías.

No se puede saber si un hombre lo es de veras, mientras no le haya pasado por encima la rueda del sufrir. Se pueden hacer historias, y contarlas, y hasta contarlas tan bien que los demás se quedan pensando que el que habló fue un hombre. Pero cuando uno estuvo una vez en la cochina cárcel de San Pedro Sula y conoció a Tobías, a ése no se le pueden contar historias rellenas de paja, como las cajas de botellas. Yo lo sé.

El gendarme, un indio con cara de cabra y los calzones en hilachas, borracho como un perro, me hizo entrar a cuatro pies con el empujón. Cuando levanté la cabeza, vi a Tobías. Para decir mejor, le vi los ojos, porque eso era lo que lo agarraba a uno en su cara cuando lo miraba: dos moneditas azules, cortadas por el párpado muy abajo, por la costumbre de estar evitando el humo del cigarrillo. Dos moneditas azules y como vistas por la ranura de una alcancía. Si yo hubiera querido decir por qué en aquel momento, no hubiera podido, pero el caso fue que me gustó enseguida. Luego, el hablar durante meses, me explicó la simpatía. Pero en aquel momento, cuando me estaba levantando después del empujón del gendarme con cara de cabra, no había razón. Y sin embargo, fue. Él estaba haciendo algo con una cuchillita en un pedacito de tronco de Campeche. Después, pero mucho rato después, fue cuando vi que era un velero de dos palos, con bauprés y cordajes, y un hombrecito del tamaño de un frijol parado en la cubierta. Y todo no más grande que la palma de su mano. Porque Tobías no era capaz de vivir mucho tiempo lejos del mar, y aquella era la única manera de lograrlo, allí dentro del calabozo, en la cárcel de San Pedro Sula. Pero todo esto lo supe después, y hay que ir por orden para que las cosas queden claras, en las historias como en todo. También esto lo aprendí con Tobías.

“Apenas uno ha nacido y ya se empieza a morir. Cincuenta, sesenta, ochenta años, pero todo es agonía, todo es irse muriendo poco a poco, como se gasta un jabón, sin que se caigan los pedazos. De pronto un ramito de espumas se desprende y permanece. Son los recuerdos. No están en ninguna parte, no tienen cuerpo ni alma, nadie puede verlos, y son duros como el hierro. Si queremos saber de qué madera estamos hechos, hay que mirarse en ellos como en un espejo”. Así me dijo Tobías y añadió: “Gracias a que sabemos cómo fuimos, es que somos. Si no fuera por los recuerdos, no estaríamos aquí ni estaríamos en ninguna parte. El camino recorrido, ése es camino... El que estamos recorriendo no es más que un pedazo de tierra debajo de los pies”.

Esto me dijo al cuarto día de haber llegado yo a la cárcel de San Pedro Sula, cuando terminó de labrarle el ancla al velero con la punta de un alfiler. Yo me estaba quejando de lo que había pasado en el garito de Ambrosio Esquivel, pero no por el muerto, que a fin de cuentas ni era mi hermano ni lo hubiera podido ser nunca.

—Un muerto no sería más que un hombre que se sale del baile y no vuelve a entrar —dijo Tobías alejando en la palma de su mano el velero para verlo mejor—. No sería más que eso si no fuera por los recuerdos, que se quedan dando vueltas alrededor del hueco que dejó en el aire el hombre muerto. Ahí está lo malo, en esos recuerdos a los que no se puede matar. Entonces es cuando uno se da cuenta de lo que significa un hombre. Uno estaba creyendo que no era más que eso: una cabeza con lo que está dentro de ella asomando por los ojos, unas manos moviéndose como ramas delante del pecho, y unos pies que sirven para no estar siempre mirando lo mismo. Y no era así. No era así, porque todo aquello empieza a convertirse en carroña quieta, y, sin embargo, el hombre sigue vivo —con su sonrisa y sus hambres, y su modo de decir que tiene frío o que le gusta fumar en ayunas—, en los recuerdos de la gente. Tú no puedes matar el modo que tenía aquel hombre de poner la mano sobre la cabeza de sus hijos, mientras queden las cabezas de los hijos caminando por el mundo. Ni puedes matar al modo con que agarraba el cigarrillo entre los labios, y que su mujer sigue viendo, como si él estuviera allí, fumando.

—Bueno, Tobías —le dije—, todo eso debe ser verdad, aunque yo no lo comprendo muy bien. Pero eso no saca al muerto del cementerio.

—No —me contestó como si estuviera lejos—, no, desde luego. Pero lo que yo estoy diciendo no entra en el cementerio con el muerto. Se queda fuera y sigue viviendo.

Se me llenó la cabeza de ideas extrañas, porque aquel diablo de Tobías tenía un modo de decir las cosas, que parecía que estuviera pintando con palabras de colores delante de uno, y uno viera las imágenes saltando frente a los ojos, como en un cuadro. Y me creí muy listo cuando le respondí:

—Pero si fuera así, Tobías, el mundo sería chiquito para que cupieran en él todos los muertos que no están muertos. Ponte a pensar, desde Adán para acá. ¿Cómo lo explicas?

—Acuéstate boca arriba en un prado, una noche de muchas estrellas, y ponte a pensar en lo que se te está metiendo en los ojos. Ponte a pensar en las nubes, y en las estrellas, y en todo ese hueco sin nada que está arriba de ti y verás si puedes explicarte algo mejor.

Me dejó como un barril vacío al que le están pidiendo que siga soltando aguardiente.

—Bueno, bueno, Tobías...

—Si quieres enderezarte todos los alambres que tienes debajo del pellejo, tienes primero que tener un alicate para hacerlo. Si no tienes el alicate y quieres hacerlo, pierdes el tiempo. Así andaba yo cuando era grumete en el “María Victoria” y salía a pescar en el Golfo. Y luego, cuando pasé a marino y me hicieron el primer tatuaje en un brazo, igual. No tenía alicate y los alambres se me hacían una maraña endemoniada cada vez que quería explicarme algo.

Se puso a retocar el mástil del velero raspándolo con la cuchillita y pensé que aquello era el punto final. Todavía yo no sabía que dentro de la cabeza de Tobías, las palabras no dejaban nunca de nacer y reunirse y formar cosas, aunque Tobías se estuviera callado. Al rato lo comprendí.

—Un día, ya no sé por qué, me puse a pensar en eso de los recuerdos. Y se me fue ocurriendo poco a poco que estaba como ciego para ver las cosas que valen la pena. El mar me ayudó mucho en aquel momento y en todos los momentos que siguieron. ¿Tú no sabes que hay por ahí libros que dicen que el primer hombre era un animalito del mar, tan chiquito como la punta de la pata de una mosca? Debe ser por eso que el mar nos llama tanto.

El humo del cigarro que me estaba fumando, se me fue por el camino equivocado con la risa y me hizo toser.

—A la verdad, Tobías, que nunca se me había ocurrido pensar que mi abuelo fue un calamar.

—Tu abuelo fue tu abuelo y no tiene nada que hacer aquí. Yo te estoy hablando de los tiempos en que Adán estaba todavía muy lejos de mudarse para el Paraíso. Pero bueno, hay que ir con orden si queremos ver aunque no sea más que por una rendija. Y estoy sacando los pies del plato. Te quería decir que fue mirando al mar, mientras era marinero en el “María Victoria”, cuando se me ocurrió que nadie se moría por entero, pero no como dice el cura, porque el alma sale de su armario y la agarran allá arriba y la etiquetan y le dan una entrada para los depósitos de almas del cielo, sino porque se queda en los recuerdos, y tal vez de alguna otra manera que yo no sé, dando vueltas alrededor del hueco que dejó su cuerpo en el aire, cuando lo acostaron debajo de ocho palmos de tierra.

—Bueno, Tobías, pero ¿y lo del alicate? Eso no me entra en la cabeza con claridad.

—El alicate fue aquello, el modo de ver las cosas. No se ve igual desde un lado que desde el otro. Uno tiene que aprender a colocar los ojos para mirar. Aunque escoja el lado malo, no importa. La cosa es no andar saltando para tratar de abarcar más, porque entonces se tienen siempre los pies en el aire. Cuando a mí se me ocurrió que un muerto no podía ser más que un hombre que sale del baile para no volver a entrar, ya había encontrado una grieta para poner los ojos. Lo demás vino luego, poco a poco.

Empezó a sacar hilos de su chaqueta raída para trenzarlos y hacer con ellos los cordajes de su velero. Yo me salí de sus palabras que seguían zumbándome en los oídos, para ponerme a pensar en lo que iban a hacer conmigo a causa del muerto en el garito de Ambrosio Esquivel.

—Mira —oí de pronto sus palabras otra vez—, si no hubiera sido así, yo no estaría aquí ahora, trenzando las cuerdas del velero.

No se me había ocurrido imaginar por qué estaba Tobías en la cárcel de San Pedro Sula, y se lo dije.

—Por una muerte —dijo.

Me le quedé mirando alelado. No había dicho: “Maté a un hombre”. O: “Maté a una mujer”. Había dicho: “Por una muerte”. Era lo mismo pero me sonó tan diferente en las orejas, que era como si hubiese dicho otra cosa. Por una muerte. Aquello alejaba al muerto, lo borraba, oscurecía la forma del hombre y dejaba sola a la muerte, como si fuera una muerte sin hombre en el medio. Pero todo esto lo pensé después. Lo primero que me vino a la cabeza fue una confusión, una pelea entre la tuerca y el tornillo, entre el zapato y el pie. ¿Cómo imaginar a Tobías, que estaba allí, calibrando con el ojo entornado a su velero de tronco de Campeche, cómo imaginarlo con un cuchillo en la mano, saltando sobre un hombre con la furia de matar en el corazón? Se me desajustaba el pensamiento y no podía reunir a Tobías con lo que acababa de decir. Pero ya Tobías estaba hablando otra vez.

—Yo iba camino de la costa después de unos meses tierra adentro. No tenía prisa y me iba comiendo los maizales con los ojos. Eran lindos y el cielo arriba, liso como un papel azul, descansaba y hacía feliz. Con esto te quiero decir que estaba contento. Cuando llegué frente a la cabaña de Villalba, debía de ser mediodía. Era un viejo pequeñito y delgado, como gastado por el vivir. Del indio que andaba por su sangre, no le quedaba más que el ojo chino y levantado hacia la sien. Me dio la bienvenida en el nombre de Dios y en seguida se puso a prepararme unas tortillas con no recuerdo qué, como aquel que sabe que cuando un hombre llega al final de un camino, tiene que tener hambre. No más que de mirar un poco dentro de la cabaña, supe que vivía solo, en medio de su maizal. Cuando le oí hablar al sinsonte que gorjeaba en la jaula, colgado de la viga, junto a la puerta, me convencí de su soledad.

—A lo mejor usted viene de Tegucigalpa.

Esto fue lo primero que me dijo, después de la bienvenida y el ofrecimiento de las tortillas. Parece nada, ¿verdad? Pues allí en aquellas palabras que no eran siquiera una pregunta, estaba toda su vida.

—Pues no —le dije—, no de tan lejos. Vengo de los potreros de La Estrella. Andaba de faena por allá.

— ¡Ah, de La Estrella!

No entonó las palabras con tristeza, no las dijo de un modo o de otro, y sin embargo, me di cuenta de que le había causado pena. Es tremenda la fuerza de las palabras cuando son del corazón. Me le quedé mirando callado, por temor a lastimarle otra vez aquello que yo no sabía lo que era.

—Siempre pregunto lo mismo, usted sabe. Los caminantes vienen a veces de muy lejos y a lo mejor llega uno que venga de Tegucigalpa.

— ¿Tiene algo que saber de por allá? —me atreví.

—Pues sí, tengo allá a Gilberto.

Parece mentira, pero yo no necesité preguntarle para saber que Gilberto era su hijo. Había dicho “tengo”, y aquello me fue bastante para comprender en seguida. Por los ojos en aquel momento, le adiviné la nostalgia y el sueño y algo que era como tristeza sin serlo de una vez.

—Se fue ya va para diez años. Andaba cumpliendo los veinte cuando me dijo que quería estudiar y salir de la esclavitud de los maizales. Remigio, el hijo de don Suárez, fue quien le dio la idea por tanto hablarle de Tegucigalpa. ¿Cómo iba yo a decirle que no, si estaba queriendo mejorar su vida? ¿No le parece?

—Claro, claro —le dije.

Se sentó en el petate, a mi lado, después de ponerme el plato en las rodillas.

—Hubiese hecho mal si no le dejo. Por no quedarme solo, le hubiese cortado su vida. Si uno echa una semilla en la tierra, no tiene derecho a ponerle encima una piedra que no la deje salir al aire y convertirse en planta, ¿verdad? Eso fue lo que pensé.

—Estoy seguro de que hizo bien —le dije—. Cuando se piensa con la buena intención, siempre se hace lo mejor.

— ¿Verdad que sí? —Su pregunta era alegre y en la mirada estaba el contento—. La prueba está en que arregló su vida y se me hizo un señor por allá. No lo veo y desde hace mucho tiempo no tengo una carta, pero ganó la pelea, estudió, y hoy es hombre de mucha importancia. ¡El doctor Villalba! ¿Se imagina?

Me pareció que crecía con el orgullo.

—Claro que yo estoy aquí solo y me gustaría darle un abrazo y hablar con él un poco antes de morirme, pero comprendo. ¡Un doctor es un hombre atareado! No tiene tiempo para escribir cartas, pero yo sé que no me olvida y que el día menos pensado voy a saber de él y hasta a lo mejor viene a verme.

Oyéndole, yo pensaba en el doctor Villalba, pensaba en Tegucigalpa, tan lejos de aquella tierra de maizales, pensaba en que me gustaría estar frente a él, para decirle de mala manera que él era la semilla y que su padre había quedado sin corazón, por no ponerle encima una piedra que le estorbara el salir al aire y convertirse en planta. Pero claro que no le dije nada de esto. Seguimos hablando un rato y siempre de aquel hijo que no estaba allí y que sin embargo llenaba la cabaña, cubría todo el maizal, ocupaba como el viento todo el hueco enorme entre la tierra y el cielo. Hablando estábamos, cuando la puerta se movió dejando entrar una cinta de sol y apareció aquel hombre. Con verle los ojos y el mover de los labios mientras pedía a Villalba algo de comer, bastó para que no me gustara. Dijo que iba hacia la costa y que llevaba muchos días de camino. Pedir no es feo cuando uno necesita, pero hay muchas maneras de hacerlo. Y él pedía de un modo que parecía que estaba poniéndose de rodillas y diciendo que le tuvieran lástima. No lo decía, pero era así. Villalba hizo como conmigo. Le preparó un plato con los restos de su fogón y en seguida le preguntó si por un azar no vendría de Tegucigalpa.

—No —le dijo aquel hombre—, vengo de Santa Bárbara. Tuve un lío por allá y me encerraron tres meses. Cosas del aguardiente. Pero estuve en Tegucigalpa hace ahora un año.

Vi en los ojos del viejo un resplandor de alegría tan fuerte, que era como si de pronto volviera a tener veinte años.

— ¡Oh! —le dijo—, entonces usted tiene que saber de él. Todo el mundo lo conoce allá en Tegucigalpa.

— ¿A quién? —preguntó el hombre.

—A mi hijo. Al doctor Gilberto Villalba. Es un abogado famoso, de mucho nombre por allá.

Yo tengo una manera de sentir las cosas, que nunca he podido explicármela. Es como si alguien me dijera por dentro lo que va a pasar. Pues bien, cuando vi la cara de aquel perro mientras el viejo le explicaba, tratando de acercarle la imagen del hijo para ayudarle en el recuerdo, sentí que algo malo iba a pasar. Y no me equivocaba.

—Gilberto Villalba —dijo sonriendo—, Gilberto Villalba. Bueno, conocí a uno de ese nombre, y ha de ser el mismo porque en la cárcel le decían el Doctor.

— ¿En la cárcel? —La voz del viejo se rompió en la pregunta, pero en seguida se volvió atrás, sonriendo.

—No. Ése no puede ser. Mi hijo es un abogado de mucho nombre. En su última carta me decía que era hasta amigo del señor Presidente.

Yo empecé a temblar por dentro y me hubiera muerto gustoso si con ello hubiese podido cerrar la boca de aquel hombre. Pero una cosa es lo que uno quiere y otra lo que pasa.

—Tiene que ser el mismo —decía el hombre—. Tiene que ser el mismo. Ese nombre no abunda y además, ya le digo que le apodaban el Doctor, porque era astuto y pícaro como un picapleitos.

—Mire, amigo —le corté la palabra—, mire que Villalba es un apellido que abunda en Tegucigalpa. Y ese hombre del que usted habla no puede ser el hijo del señor.

—Podrá no serlo —me dijo sonriendo—, pero lo de que abunde no es verdad. Y sería demasiada casualidad que le dijeran el doctor.

—Ese no puede ser Gilberto —opuso débilmente el viejo—, no puede ser.

Yo hice un esfuerzo desolador para arreglar las cosas.

—Bueno —le dije—, aún suponiendo que lo fuera. La política lleva a muchos hombres a la cárcel. Y los que valen tienen enemigos.

Lo dije mirando a los ojos del hombre y poniendo en la mirada todo lo que tenía por dentro, para que comprendiera, pero su respuesta fue una carcajada.

— ¡La política! ¡Qué cosas se le ocurren, amigo! El Doctor estaba allí por haber matado a un hombre, que ya era el tercero en su cuenta. Y en sus papeles del juzgado había de todo además. Robos, estafas, escándalos por el aguardiente, juego prohibido... ¡Cuando yo les digo que es una joya el Doctor!

Hacía la lista de las condenas con un gozo, que me arrancó la última esperanza de poder arreglar las cosas. Pero además, ya era tarde. El viejo Villalba se había vuelto como de piedra y estaba allí, más pequeñito y consumido que nunca, embrutecido por el dolor. ¿Ves tú? Cuando me tropiezo con hombres como aquél es cuando pienso que el hombre no comenzó siendo un animalito del mar, tan pequeño como la punta de la pata de una mosca, sino que nació entero y ya hecho hombre, de la entraña sucia del tigre. La naturaleza no puede haber trabajado tanto para eso. Pero bueno, la sangre me estaba ardiendo en las venas con la rabia, cuando él sacó su último argumento como un puñal. Y lo soltó sonriendo.

—Mire, para aclarar de una vez, ¿no tenía su hijo un lunar, grande como un centavo, aquí mismo, en el cuello, por el lado derecho?

Las fuerzas de Villalba no le alcanzaron para responder con palabras, pero movió la cabeza de arriba abajo, afirmando.

— ¡Pues ya ve, es el mismo! ¡Mire usted que venir a encontrarme aquí con el padre del Doctor! —dijo soltando la risa—. Si alguna vez me lo vuelvo a encontrar por ahí, se lo contaré.

— ¡No —salté yo, ya con el cuchillo en la mano—, no le vas a contar nada a nadie, maldito perro de los caminos! Ya contaste más de lo que le está permitido contar a un hombre en este mundo.

 Tobías calló y se puso a retocar con el alfiler el ancla del velero. Yo le miraba a las manos que acariciaban el pedacito de tronco de Campeche y me sentí contento por dentro.

—Se llamaba Juan Aguinaldo —dijo Tobías al cabo de un momento.

— ¿Quién? —le pregunté.

—Aquel perro —me dijo—. Y no me lo explico, porque es un nombre muy bonito para que lo llevara encima aquella carroña sucia, que entró con el sol en la cabaña de Villalba. ¿No te parece?

—Verdad que sí —le dije—. Verdad que sí. Juan Aguinaldo es un nombre muy bonito para que lo usara semejante puerco.

—Bueno, ya no lo usa —terminó Tobías atando los últimos cordajes al bauprés—, ya no lo usa. Y a lo mejor lo recoge cualquier día un hombre, que no sea capaz de entrar en la cabaña de un viejo y romperle con sus zapatos sucios todas las cosas hermosas que tenga dentro de su cabeza.

No se puede saber si un hombre lo es de veras, mientras no le haya pasado por encima la rueda del sufrir. Se pueden hacer historias y contarlas, y hasta contarlas tan bien, que los demás se queden pensando que el que habló fue un hombre. Pero cuando uno estuvo una vez en la cochina cárcel de San Pedro Sula y conoció a Tobías, a ése no se le pueden contar historias rellenas de paja, como las cajas de botellas. Yo lo sé.

Cuba con dos nuevas provincias: Mayabeque y Artemisa

Cuba con dos nuevas provincias: Mayabeque y Artemisa

Fuente: Prensa Latina

 Los diputados al Parlamento cubano, reunidos en sesión plenaria, aprobaron este domingo la creación de dos nuevas provincias: Mayabeque y Artemisa. Ahora Cuba queda dividido en 15 provincias y 168 municipios, entre ellos el de la Isla de la Juventud.

 La Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó este domingo las modificaciones a la Ley de la División Político-Administrativa, vigente desde julio de 1976, entre las cuales se incluye la creación de las provincias de Mayabeque y Artemisa, asentadas fundamentalmente en el territorio que ocupaba La Habana.

  Artemisa abarca los municipios de Caimito, Guanajay, Mariel, San Antonio de los Baños, Güira de Melena, Alquízar y Bauta, además de los hasta ahora pinareños de Bahía Honda, Candelaria y San Cristóbal, en tanto la capital de esta provincia será la ciudad que le da nombre al territorio.

 Mayabeque, por su parte, tendrá su capital en la ciudad de San José de las Lajas y está integrada por los municipios de Santa Cruz del Norte, Jaruco, Madruga, Nueva Paz, San Nicolás, Güines, Melena del Sur, Batabanó, Quivicán y Bejucal y, como Artemisa, tendrá la encomienda de producir alimentos para satisfacer su demanda y apoyar a la ciudad de La Habana.

 Los cambios permiten a la Ciudad de La Habana recuperar su nombre histórico -La Habana-, a la cual se le agrega el lado este de la meseta del Cacahual, sitio donde descansan los restos del General Antonio Maceo, héroe de las luchas independentistas.

 Al mismo tiempo desapareció el municipio de Varadero, en la provincia de Matanzas, el cual se incorpora al de Cárdenas, en tanto la Península de Hicacos queda bajo la atención directa del Consejo de Ministros por su importancia para el desarrollo económico de la nación.

 Por último, el municipio de Manuel Tames asimila parte de sus vecinos de Guantánamo y Yateras y traslada su capital para el consejo popular de Jamaica.

 Los ajustes a la anterior división político-administrativa de Cuba, validados por el parlamento en su quinto período de sesiones de la séptima legislatura, están en concordancia con los requerimientos de su desarrollo socio-económico. La nueva ley se aprobó después de un amplio proceso de consultas en las asambleas provinciales y municipales del Poder Popular con representantes de organismos del Estado, organizaciones de masas, además de la población de los territorios comprendidos en el referido proyecto.

 El dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos del Parlamento señala que los cambios obedecen a "la necesidad de continuar perfeccionando la relación más inmediata entre los niveles superiores e inferiores del Estado".

 Además, tiene como objetivo el empleo racional del personal administrativo y lograr una organización territorial más racional y funcional del país para contribuir a un trabajo más eficiente y riguroso del Estado.

 Ahora Cuba queda dividido en 15 provincias y 168 municipios, entre ellos el de la Isla de la Juventud.

 Provincias: Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Avila, Camaguey, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.

 Esta ley comenzará a regir desde su publicación en la Gaceta Oficial de la República de Cuba.

Instantánea charanguera

Instantánea  charanguera

Texto:     Arián Ramos Gutiérrez

               e-mail: arianrg@uci.cu

 Foto:      Alberto Romero Grimat

              e-mail: grimat@uci.cu

  

 Muy a propósito de las Memorias de hoy, presentamos esta instantánea de… “Las Charangas de Bejucal”, una de las tres fiestas tradicionales más antiguas de Cuba.

  Las carrozas de los bandos: Espina de Oro y la Ceiba de Plata (foto publicada), amenizan estos festejos que se celebran cada año a finales de diciembre y principios de enero.

 En próximas actualizaciones, El Ariguanabo en la sección Memorias, le narrará y le mostrará otras fotos , de la apasionante e interesante historia de estos festejos, con más de 200 años de existencia.

 Haga clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, y deje su sugerencia o instantánea. El Ariguanabo se lo agradecerá.

 

 

Yo no tengo nada

Adaptación:   Arián Ramos Gutiérrez

                      e-mail: arianrg@uci.cu

 Aprender a vivir, es una compleja tarea que toma toda la vida y no siempre se logra el resultado deseado;  expresa el doctor,  Sergio Pérez Barrero, en su libro “Psicoterapia para aprender a vivir”.

 El Ariguanabo, extrae de este volumen, distintas contingencias que conspiran contra el propósito de lograr una mejor vida,  y ante las cuales están los consejos del facultativo.

 Usted aprenderá aquí a reconocer dónde están sus dificultades, y a superarlas sanamente, sin entrar en conflictos. Hoy hemos seleccionado el caso… “Yo no tengo nada”.

 Ésta es una de las expresiones más importantes que puede oír un psiquiatra en su práctica profesional. Cuando se escucha por primera vez: “Yo no tengo nada”, se percibe una sensación extraña de incomprensión y discreto temor.

 Según Sergio Pérez Barrero, después de años de experiencia, reconoce en la expresión un elemento más,  para el diagnóstico de una enfermedad psiquiátrica grave. Y siempre que el psiquiatra se enfrenta a enfermos mentales graves, experimenta una sensación similar.

 Cuando una persona refiere que no tiene nada, pudiera ser que, efectivamente, no presente o le aqueje malestar alguno. Por lo general esta respuesta se obtiene al realizar un examen médico masivo y como parte de él, el facultativo pregunta si padece o ha padecido enfermedades o tiene determinados síntomas.

 En otras ocasiones, es la respuesta rebelde u obstruccionista de quien, aunque no padece una enfermedad mental grave, ha tenido algunas conductas interpretadas por los familiares como no habituales. Casi siempre responden así los adolescentes, al asumir posiciones en contra de los familiares que los han obligado a asistir a la consulta del psiquiatra y de esa manera exponen su desacuerdo. 

 En estos casos, una relación empática, no agresiva, respetuosa con el adolescente, puede romper la barrera en la comunicación y lograr que se manifieste abiertamente y permita ser ayudado.

 Sin embargo, como apuntábamos en el primer párrafo, puede ser pronunciada por sujetos con grave compromiso de su salud mental, de tal magnitud, que les impide conservar su sentido crítico y no se dan cuenta de lo que les está ocurriendo.

 Pero lo curioso, según apunta el doctor Sergio Pérez Barrero,  es que este tipo de enfermo dice que no tiene nada,  porque para él sus alteraciones, por muy anormales que parezcan, son expresión de sus realidades.

 Este pacienzudo,  aunque piense que lo quieren envenenar, que lo persiguen, que existe un complot para matarlo, que lo están dirigiendo por control remoto y que le controlan sus efectos, sus pensamientos y su conducta por telepatía, todo esto no se debe a enfermedad mental alguna. Simplemente lo quieren matar, lo persiguen y lo están controlando.

 Los familiares tienen la costumbre de “seguirle la corriente”, lo cual es un error pues lo sumerge más aún en su mundo caótico. Si bien no es juicioso tratar de corregir lo absurdo de sus pensamientos mediante el razonamiento lógico, el expresar desacuerdo con lo que él manifiesta en forma firme pero respetuosa, es la conducta adecuada para estos casos.

 Señala Pérez Barrero, en su libro “Psicoterapia para aprender a vivir” que también se ha escuchado… “Yo no tengo nada”, en individuos que a pesar de no sentirse emocionalmente bien, consideran que al decir sus malestares a otros, están dando muestras de poca masculinidad, de imperfección, de vulnerabilidad.

 Otras veces, se trata de sujetos a los que el miedo al psiquiatra, o su rechazo a este tipo de profesionales, les inhiben la capacidad de expresar sus síntomas. Si en alguna oportunidad usted lo oye de alguno de sus familiares, amigos o vecinos, tenga en cuenta estas posibilidades y de seguro podrá brindarles una ayuda oportuna.

 Luego de estas reflexiones de la “Psicología Al Día”,  está abierto el debate. El Ariguanabo,  lo convoca a opinar sobre el tema, o simplemente, a expresar sus vivencias. Haga clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, y deje su comentario.

Si El Ariguanabo lees… tu intelecto enriquecerás

 

    Recopilación:   Arián Ramos Gutiérrez

                         e-mail: arianrg@uci.cu

 En esta sección, El Ariguanabo, se complace en presentarle frases llenas de ingenio y sabidurías que los habitantes de la región utilizan en el hablar cotidiano. Se trata de refranes populares, que enfatizan o resumen, lo que se dice sobre una determinada cosa.

-       Genio y figura hasta la sepultura

-       Habla ahora o calla para siempre

-       Ilusiones de juventud, desengaño de vejez

-       Jodido pero contento

-       La aguja sabe lo que cose y dedal lo que empuja

-       Lloviendo con sol, matrimonio sin amor

 Estos son los refranes de hoy, ¿y los tuyos?, aquellos que caracterizan el lugar donde vives, su gente, su cotidianidad… No dudes en protagonizar esta página, con solo hacer clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, podrá escribirnos su proverbio.

 Deje por escrito lo que el viento se llevará. “La memoria es la dueña del tiempo”.

 

Bejucal, ciudad sin igual

Bejucal, ciudad sin igual

 

Texto:       Arián Ramos Gutiérrez

                e-mail: arianrg@uci.cu

 Bejucal, manantial de tradiciones, ciudad sin igual en el mundo,  vislumbra por su belleza, historia, arraigo popular… a visitantes y a sus moradores; se lo asegura un bejucaleño de pura cepa, alguien que nació en esta centenaria ciudad de la hoy provincia de La Habana, quien ha quedado atrapado por ella para siempre.

 San Felipe y Santiago del Bejucal, fue la primera ciudad sufragánea de la isla de Cuba, que fundara el 9 de mayo de 1714, hace ya 296 años, don Juan Núñez de Castilla; capitán, rico hacendado de La Habana y dueño del territorio del Bejucal.

 Dada su fertilidad y la cercanía con el sur de La Habana y con el surgidero de Batabanó, cuyo camino real la atravesaba, Bejucal se perfiló desde su surgimiento como un emporio económico que exigía del control político y administrativo de la corona de España.

 Una anécdota singular comprueba la extrema fertilidad de este territorio: en una visita realizada  por el benemérito y memorable señor Gobernador Capitán General de la Isla, D. Luis de las Casas, produjo en su ánimo tal sorpresa la fuerza vegetal de los terrenos del Bejucal, que a su regreso a La Habana, exclamó: “…Tuve temor de poner la punta de mi bastón en el suelo, temí que se me naciera…”

 Los bejucaleños se dedicaron al cultivo del tabaco, que Europa reclamaba en mayor cantidad por la creciente moda del rapé; además atendían el avituallamiento de ganados y frutos que demandaba la flota.

 Temprano los habitantes del Bejucal inscribieron sus nombres en la historia patria: en 1723 con la sublevación de los vegueros y los del vecino Santiago de las Vegas, se demostraba la oposición cubana al estanco del tabaco impuesto por la metrópoli.

 Posteriormente, en 1762, de la Ciudad de San Felipe y Santiago del Bejucal, partieron dos compañías de milicias voluntarias a defender del ataque inglés a La Habana y el puerto de Batabanó, respectivamente.

 El príncipe Luis Felipe de Orleans y el barón de Humboltd, estuvieron entre los huéspedes del palacio de los marqueses del Bejucal, una lujosa mansión veraniega, quizá la primera que se construyera en Cuba.

 En 1839, el notable escritor cubano, Cirilo Villaverde, autor de la  novela antiesclavista Cecilia Valdés, al recorrer las ruinas del palacio de los marqueses de San Felipe y Santiago, se conmovió:   “…Oí decir que iban a echar al suelo el palacio porque amenazaba próxima ruina. Lo hubiera sentido porque acaso es la única huella visible que ha dejado el feudalismo en nuestra tierra…

  Culturalmente, descuellan algunas prominentes personalidades, como José Arango y Núñez del Castillo, escritor y fundador de la primera biblioteca pública de Cuba en la Sociedad Económico Amigos del País; al igual que el historiador y poeta Manuel Mariano Acosta.

 Pero… ¿quien no conoce a Bejucal, como La Ciudad de Las Charangas? Con más de 200 años, la tradición charanguera, con sus majestuosas carrosas de la Espina de Oro y la Ceiba de Plaza, es junto a los Carnavales de Santiago de Cuba y las parrandas de Remedios, las tres fiestas más antiguas de Cuba.

 Dígame, ¿es o no Bejucal, una ciudad sin igual? Vea en Fugaces instantáneas charangueras,  y espere en próximas publicaciones, otras sorprendentes revelaciones de la Ciudad de San Felipe y Santiago del Bejucal.

 No dude en dejar su opinión, haga clic en el punto rojo, ubicado en la parte superior derecha de esta sección, y deje su criterio. El Ariguanabo se lo agradecerá.

 

Narrador de la historia del Ariguanabo

Narrador de la historia del Ariguanabo

Texto y foto:       Arián Ramos Gutiérrez

                         e-mail: arianrg@uci.cu

 

Natural de San Antonio de los Baños, en La Habana, Cuba; José Rafael Lauzán Rodríguez,  nació el 23 de diciembre de 1911. Graduado de Ingeniería Eléctrica en 1933. Fue preso en Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud, por ser acusado de emplear propaganda sediciosa en 1936.

 Nombrado Historiador Oficial de la Ciudad en 1938 por acuerdo del Ayuntamiento de San Antonio de los Baños, participó en todos los congresos que celebró la Sociedad de Estudios Históricos e Internacionales de la época. Dirigió los periódicos locales Horizontes, y Punto y Coma; fue subdirector del boletín de la biblioteca pública “Francisco Vivanco”, de la revista Cultura Campesina y del boletín oficial Pro San Antonio; colaboró con el periódico La Tribuna, con el boletín de la Cámara de Comercio, Páginas del Círculo y con otras publicaciones donde dejó su impronta.

 Al triunfar la Revolución cubana en enero de 1959, Lauzán Rodríguez, ocupó los cargos de jefe del Departamento Administrativo, subdirector General de Telecomunicaciones y jefe del Departamento de Control Económico en el Ministerio de las Comunicaciones en Cuba. En 1971 pasó al Instituto de Normalización, Metrología y Control de la Calidad al frente de la Rama Energética y Comunicaciones, hasta su jubilación.

 Desde su fundación forma parte de la Comisión de Historia del Partido Comunista de Cuba, miembro de la Unión de Historiadores de Cuba, del grupo de investigadores de Espeleología y Arqueología “José H. Pazos”, y miembro del Consejo Científico de la Sección de Investigaciones Históricas de la provincia del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba en La Habana. Ha sido condecorado con varias distinciones.

En sus “Estampas Ariguanabenses” el profesor Félix Romero, dejó escrito: “…Si la Ciudad de La Habana ha tenido la suerte de contar con un historiador que restaurara a su paso, San Antonio de los Baños, la Villa del Humor, disfrutó la dicha de tener a alguien que reunió durante sesenta años, a través de la investigación, la historia del Ariguanabo…”

José Rafael Lauzán Rodríguez, fallece el 23 de junio de 1988 en su terruño natal, que lo recuerda por la eterna impronta que dejó entre sus conciudadanos.

 

El Ariguanabo, su origen

El Ariguanabo, su origen

Texto y foto:       Arián Ramos Gutiérrez

                         e-mail: arianrg@uci.cu

 

El territorio del Ariguanabo, en la provincia de La Habana, Cuba, forma parte del peniplano occidental.  Su fondo es calizo, pero a pesar de ello, el terreno es arcilloso de color rojo debido a  la abundancia  del óxido de hierro, que proporciona una fertilidad muy rica a sus tierras; narra en su libro “Historia Colonial Ariguanabense”, el investigador,  José Rafael Lauzán Rodríguez, a quien claro está, dedicaremos  hoy la sección Protagonistas que podrá acceder a través de Temas, uno de los vínculos de este blog.

 

Pero bien…,  volviendo a nuestras Memorias de este día, sepa que a causa de la acción de las aguas abundan las grutas y cavernas, por donde se filtran las aguas pluviales, y que los ríos de esta región, por esa característica cavernosa del subsuelo, no pueden ser caudalosos ni de largo recorrido. Solo se citan El Govea, que recorre de este a oeste la provincia; El Capellanía, que corre de norte a sur,  y  El Ariguanabo, río que nace y muere en los términos del municipio de San Antonio de los Baños.

El Ariguanabo, nace de una laguna y recorre de norte a sur una extensión de catorce kilómetros, atravesando la conocida mundialmente, Villa del Humor, y muere en la Cueva del Sumidero; otro tema para esta sección. El río Ariguanabo, ha perforado las rocas de los alzamientos de ciertas formaciones, es de corriente permanente, poco caudal durante las estaciones secas,  y navegable solo por pequeñas embarcaciones de fondo plano. Lo invito a ver en la sección:  Fugaces, instantáneas que ilustran lo antes narrado.

Describe además,  Lauzán Rodríguez, en su volumen histórico, que la vegetación acuática que crece en todo el recorrido del afluente es muy abundante; sus aguas se usan en regadíos, y antes; cuando su caudal era mayor,  se utilizaban para mover una planta eléctrica y distintos molinos, los cuales con la fuerza de su corriente molían café, maíz, trigo y otros granos.

 

En los años 1750, cuando en la región solo existían más que unos bohíos en las márgenes del río Ariguanabo,  se sabe de individuos que hacían largos recorridos para venir a bañarse en las tranquilas aguas de éste,  a las que  le atribuían cualidades curativas de muchos males. De ahí que la localidad se conozca desde entonces como San Antonio de los Baños. Pero… sobre tan interesante tema, volveré con otras… Memorias.

 

El Ariguanabo, Soy de donde hay un río

El Ariguanabo, Soy de donde hay un río

Texto y foto: Arián Ramos Gutiérrez

                   e-mail: arianrg@uci.cu

 

“…Soy de donde hay un río, de la punta de una loma, de tierra, tabaco y frío…”; evoca a su natal San Antonio de los Baños  el trovador cubano, Silvio Rodríguez Domínguez, quien logra con guitarra en manos caracterizar a su terruño, que como él mismo ha declarado, le resulta imposible relegar en su obra musical.

 Esta localidad, Villa del Humor, sede de la Bienal Internacional del Humorismo Gráfico, se ubica en la occidental provincia cubana de La Habana, y colinda con los municipios:  Bejucal,  conocido mundialmente por sus Charangas, una de las tres fiestas tradicionales más antiguas del país; Güira de Melena, de tierra fértiles que logra una de las mayores producciones de viandas, hortalizas y granos de la nación; y Alquízar, cuna del intelectual y revolucionario cubano, Rubén Martínez Villena, uno de los  protagonistas del hecho histórico  “La protesta de los trece”. 

A estas localidades, a su gente;   dedico este sencillo y modesto blogs personal: El Ariguanabo, “Soy de donde hay un río” que sin grandes pretensiones ansía llevarle a usted, amigo lector, aspectos de la historia, idiosincrasia, costumbres, tradiciones, cultura,  que caracterizan a los moradores de la vasta región del Ariguanabo, bañada por el río de igual nombre.

 Estimado visitante, sea bienvenido y lo invito a imbuirse en el maravilloso y sorprendente entorno que rodea a estos cuatro municipios habaneros; nuestras secciones: Memorias, Novedades, Moraleja, Protagonistas, Psicología Al Día, Fugaces, y otras que se irán incorporando a partir de sus propias sugerencias, le ayudarán a conocer e informarse mejor sobre la actualidad de estos lugares cubanos.

El Ariguanabo, “Soy de donde hay un río” no persigue solo el mero hecho de comunicarle, representarle la vida en la zona; sino también, crear un espacio de reflexión y debate, sobre lo que aquí publicamos u otros temas de su interés. Esperamos contar con su ingenio creador para enriquecer estas páginas, que a su vez, ayudarán al mejor desarrollo de los que habitamos con nuestras virtudes y defectos,  El Ariguanabo.